Del mismo modo que el observatorio que lleva su nombre, el señor Palomar mira y analiza el mundo. Observa y piensa, entre la aparente no actividad y la enorme actividad interior, que se traduce en evolución del pensamiento acerca del mundo. Este itinerario hacia la sabiduría recrea una historia en la que la anónima vida del protagonista se eleva como ejemplo del vertiginoso viaje interior que muy pocos osan realizar.