«el desierto ocupa un lugar destacado en la tradición judeocristiana. En cierto sentido, el desierto constituye un mundo en el que reina la lay de la naturaleza, un mundo sobre el cual el primer acto de cultura, el de Adán al dar nombre a las cosas, todavía no ha tenido lugar».
Bajo la forma del ensayo pero conforme a lo que se diría el tema de otra novela o narración, J. M. Coetzee ordena en Paisaje sudaficano una crónica del desarraigo, del estrañamiento, del trayecto hacia el objeto y del consustancial aprendizaje de la precariedad en la persona de los primeros viajeros ingleses por tierras de Sudáfrica, a principios del siglo XIX. Prjuicio, exposición, afán clasificatorio o dominador del entomólogo que relata, más que las del objeto, sus limitaciones propias. Apertura a una realidad colonizada a su estética que le define como ajeno pasajero. La réplica del objeto, el descriptor descrito por la descripción.