La avaricia puede ser convertida en el más noble de los sentimientos revolucionarios o en el peor de los pecados. Es un pecado relativo, que fluctúa entre el vicio y la virtud (una manera bastante singular de ser pecado). Oriol Ponsatí-Murlà nos acerca a la noción desde una óptica reveladora y sugestiva sin dejar de lado referentes de la filosofía antigua y de las fuentes cristianas.