Ambientada en el Belice de los años cincuenta, Beka Lamb narra la historia de una adolescente que, mientras enfrenta la pérdida y descubre su identidad, refleja las tensiones de un país que avanza hacia la independencia. Con un estilo sobrio y realista, pero sensible a la oralidad criolla, Zee Edgell ofrece una novela de iniciación cercana al estilo de Merle Hodge o Jamaica Kincaid. Y, al igual que Toni Morrison o Rosario Castellanos, Edgell sitúa la voz femenina en el centro de la memoria colectiva, mostrando que lo íntimo y lo político son inseparables en la construcción literaria de la identidad y la nación. ``Las chicas estuvieron persiguiendo entre las hojas a las gallinas, que cacareaban sin parar bajo el marañón, hasta que se aburrieron. Cansadas de esperar para darse el baño prometido, Toycie y ella habían deambulado por ahí, más allá del claro -algo que tenían prohibido-, sin la intención de alejarse demasiado, solo hasta el arroyo que marcaba el límite entre la propiedad de los Qualo y la de una familia bakra vecina. Era una familia de sordomudos y las niñas apuraron el paso junto a la casa destartalada, donde vivían unos niños de ojos azules, que estaban allí en cuclillas en el suelo, emitiendo extraños ruidos y haciendo gestos al verlas pasar. Las chicas entonces se recordaron la una a la otra las historias de Miss Eila sobre aquellas madres lactantes que vivían en los asentamientos de los cimarrones, que al despertar se encontraban serpientes mamando de sus pechos.